La cultura política en Venezuela, por lo general, ha sido transmitida al ciudadano común a través de una propaganda burda, baja y carente de contenido. El común, lo básico, lo que parece ser la norma y lo cotidiano ha sido un ambiente de muchos colores, paredes llenas de graffitis, impresión descontrolada de volantes con “la mejor fotografía del candidato”, música popular chabacana a muchos decibeles, bailes subidos de tonos, alcohol, derroche y el ingrediente principal: promesas. Mucho de esto.
Promesas que van enmarcadas en un mismo discurso, o debe decirse…¿Un discurso que enmarca las mismas promesas? Subsidios, regalías, dádivas, utopías. “En mi gobierno…”, “Y me comprometo a…”, “Nosotros desde el partido…”, “Vota por mí y entonces tendrás…”. Un conglomerado que, de hacer una lista, serviría para un ritual de iniciación para convertirse en un mitómano descontrolado.
Se hace imperativo citar a Aristóteles y a su exposición sobre el pensamiento político, donde aborda la teoría del Estado a través del Estado mismo, a la par que se anexa el concepto de ciudadano mientras se expone la importancia de la concepción del Estado ideal. Es decir, en palabras más sencillas, la conformación de una sociedad donde las leyes y las normas dictaminaran un equilibrio armónico entre éstos y el Estado mismo.
Estribaba Grecia en el siglo V a.C en un momento de florecimiento casi increíble donde coexistían las relaciones de producción esclavista con las mercantiles. Era un momento de luces para el desarrollo de la civilización occidental, en todas sus estructuras, en especial la política. De acá hay mucho que leer y aprender, de manera tal que no se repitan estos patrones, tal y como en la práctica modernista sucede.
Hoy, esta especie de anti-alma en pena que le llaman democracia ha sido revestida con algunos ropajes que no son de su talla, que no le asientan bien y que además, le hacen lucir como un cadáver sombrío. Ha dado tantos frutos en Hispanoamérica, que se hace – de manera práctica – muy sencillo el poder detectar de donde destila ese hedor a tiranía y esa peste totalitaria.
Ha sido el mismo voto, la misma “participación directa y protagónica” una de las razones de más peso que ha definido, de maneras cuasi absolutistas, los destinos de naciones enteras mientras les somete a la miseria de los regímenes marxistas, asesinos, corruptos y manipuladores de la historia.
Esto ha sido el resultado de interpretaciones personalistas, de apetitos personales, partidistas y populistas por parte de los “políticos tradicionales” y de turno, pero sobre todo ha sido el resultado de una apatía generalizada que ha socavado las bases de los valores Helenos a través de la filosofía marxista. La lucha de clases que tanto han querido imponer ha dado sus frutos en Occidente. No es un secreto, sino miremos hacia 1914 y 1939. ¿Cómo terminó todo en 1918 y en 1945 respectivamente?
Desde las filas del Movimiento Nacionalista ORDEN queremos hacer un llamado a todos los patriotas que luchan por una política intelectual, donde el equipo de trabajo de turno, que sea parte del devenir de la nación, cumpla con las características mínimas para la gobernabilidad. Es decir, que aquellos que aspiren a la grandeza de Venezuela tengan el deber de cumplir con los requerimientos mínimos en el ámbito intelectual y académico. Debemos comenzar a elegir los mejores y estos se deberán a al ciudadano.
De manera histórica, moral y espiritual estamos más que obligados a romper los viejos esquemas políticos que han sometido a la nación venezolana a lo que podríamos denominar el oscurantismo socialista, una etapa que ha tenido fuerza de vigencia por los últimos 61 años. De no hacer el esfuerzo por conseguir un despertar patriótico y nacionalista, pues quizás estemos siendo cómplices directos de que esta nefasta idea continúe su esparcimiento en Venezuela y la región entera.
Se vuelve cada vez más imperativo cambiar el curso de la historia política y con ello sus protagonistas. Nosotros no creemos, sino que estamos convencidos de que es ORDEN el movimiento político que cuenta con las características y los requerimientos mínimos para llevar las riendas del destino de la nación venezolana. Para poder materializar esta noble idea, se hace necesario un despertar nacional colectivo que pueda volcar su mirada hacia esta organización. A sabiendas de que esto no queda allí, siempre debemos ir más allá.
A la par, se resalta la importancia de crear una fuerza monolítica efectiva que pueda hacerle frente al socialismo – en cualquiera de sus manifestaciones – y que no importa la latitud para hacerlo. Si estás leyendo esto y por las razones que ya sabemos, no estás en Venezuela, siéntete en libertad de unirte a nuestra organización y seamos una sola fuerza contra los sistemas tiránicos que oprimen, sofocan y asesinan a las naciones del mundo en su afán por implantar y sembrar odio entre connacionales. Conviértete en un embajador contra el socialismo.
Vamos a mostrarle al mundo, con nuestras acciones, nuestro verbo, nuestro comportamiento pero sobre con nuestro compromiso con Venezuela, que podemos ser una nación grande, libre de comunismo, próspera y digna mientras nos apegamos a nuestras raíces, nuestra herencia, nuestro gentilicio en su más alto significado para Hispanoamérica, en fin, esa escencia de Venezolanidad que debe ser rescatada y puesta a la orden como ejemplo a seguir.
Volvamos a brillar, pero con luz propia; volvamos a ser grandes, pero en este siglo y con estas demandas; volvamos a ser el ejemplo del Sur, pero con nuestras características políticas y nacionales; volvamos, frente a todo pronóstico al Senatus Consultum Ultimum, pero extirpando la amenaza mayor a la República: El Socialismo del siglo XXI. Volvamos a ser libres…volvamos a abrazarnos bajo una misma bandera de siete estrellas…venezolano amigo, patriota y nacionalista, te hablo a tí: Volvamos a Grecia!