2020 ha dado para todo, un año que nos trajo una pandemia mundial y además, a los causantes de la misma queriéndose vender como salvadores; el asesinato de una persona por abuso policial en Estados Unidos y con ello todo un lobby que quiso quemar y destruir por ello, ciudades, negocios y estatuas alrededor del mundo. Además pudimos ver a toda la izquierda internacional solicitando la eliminación de la policía y denunciando el abuso de poder realizado por esta, pero completamente silente ante las medidas tomadas por China para prohibir la conmemoración de los 31 años de Tiananmen por sus ciudadanos; la misma que también guardó silencio cuando las fuerzas de seguridad asesinaban jóvenes aquí en Venezuela. Así es la hipocresía humanista del comunismo…
El comunismo ya no opera del mismo modo que lo hacía en la época de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS); hoy día aunque el marxismo sigue siendo materialista ha tomado espacios claves dentro de la sociedad para controlarla mediante su división en grupos de interés, tornándose entonces ahora en preocupado “humanista”.
Pero ¿cómo se lleva a cabo realmente esto? Pues a través de la creación de ONG’s y generando lobbys sobre los diversos temas de interés social, tales como: el aborto, la diversidad sexual, el control de armas, el ecologismo, la xenofobia y el racismo. Así bien, desde estas organizaciones se agita a la sociedad, exacerbando situaciones que les favorezcan e incentiven el resentimiento y la división social, con la finalidad de crear caos y así tratar de incidir dentro del status quo.
Otro punto importante recae en la creación de “víctimas” en todos los temas antes mencionados, donde si bien es una realidad innegable la existencia de personas discriminadas o vulneradas en ciertos momentos específicos, no es una situación generalizada como la pretenden plantear, por lo menos no en la Civilización Occidental que es la que suele ser el blanco de sus ataques, mientras que en los lugares donde si hay descaradas violaciones de los derechos humanos, simplemente se hacen de la vista gorda y no son de su interés, pues son aliados o financistas.
Con lo anterior podemos deducir pues que la preocupación “humanista” de la izquierda no es real, sino que es una simple instrumentalización y exageración de problemas reales y otros creados, para generar conflicto dentro de la sociedad y poder en primer lugar, dominarla con mayor facilidad; en segundo lugar, distraerla de los problemas más inmediatos y generalmente de gestiones fracasadas; y en tercer lugar, volverlos resentidos, vagos y mediocres que en vez de buscar obtener sus derechos mediante el cumplimiento de sus deberes, exijan constantemente sin dar nada a cambio y además afecten a los que si se comportan como verdaderos ciudadanos.
Venezuela Quiere ORDEN