“En la América Latina se desarrolló un sistema llamado “Populismo” que otros llaman “Paternalismo Político”. Consiste en hacerle creer al pueblo que tiene derechos de toda clase, y ninguna obligación ni deber; que por el hecho de existir tenemos derecho a todo, pero no estamos obligados a dar nada” Arturo Uslar Pietri
El Populismo en Venezuela llegó a su colapso total, causando una crisis sin precedentes, y generando la lamentable pérdida de confianza de los venezolanos en sus capacidades y en el potencial de nuestra nación. Para comprender este terrible panorama, y planear el rescate de la nación, es necesario que repasemos cómo inicia y se consolida, el sistema populista en nuestro país.
Derrocado Marcos Pérez Jiménez, los venezolanos bebieron de la ilusión y de las expectativas generadas por los partidos políticos de la época. En 1958, Rómulo Betancourt comienza su mandato y la cruda realidad golpea al venezolano. El nuevo sistema no solamente resultó ser mucho más represor que la dictadura, sino que además, implantó una nueva concepción de hacer política: El Populismo.
El populismo nace como un sistema basado en cinco pilares. El primero: la manipulación de los ciudadanos utilizando de manera irresponsable los recursos del Estado otorgando dádivas, que no son más que regalos, a cambio de apoyo electoral para así preservar el poder, considerando ellos el poder como fin, y no como medio para resguardar los intereses nacionales. Segundo: a través del sistema de dádivas, destruir el trabajo productivo y la capacidad creadora de los ciudadanos, mermando así el potencial nacional y originando una población dependiente y sumisa. Tercero: la constante discursiva de prometer más de lo que se puede lograr, generando falsas expectativas. Cuarto: el mantenimiento de un sistema de partidos corruptos donde se recompensa la lealtad al partido, más no a la nación. Finalmente, la falsa concepción de que el venezolano no posee deberes con su nación ni con el resto de sus conciudadanos, anulando de esta manera la responsabilidad cívica, y llevando a toda una nación con tanto potencial como Venezuela, al precipicio.
¿Y por qué Rómulo Betancourt es considerado por los nacionalistas como el padre de la demagogia y el populismo? Betancourt, al aplicar “la redistribución de la renta nacional” convirtió al Estado Venezolano en un gran benefactor al usar la riqueza fácil proveniente de los ingresos petroleros imprudentemente, comenzando el sistema de dádivas a cambio del apoyo electoral.
Lamentablemente, el petróleo ha sido un aliado del populismo. El petróleo nos dio una falsa idea: que el desarrollo, la prosperidad, y la creación de riqueza no provienen del trabajo duro y persistente, sino que se logran de manera fácil, sin realizar los grandes esfuerzos en disciplina administrativa, ahorro, inversión, transformación del medio físico, y producción de todos los sectores del país. En cambio, el padre del populismo optó por el camino más cómodo, repartir los ingresos petroleros generando que el venezolano disminuyera su capacidad de trabajo, y fomentando la corrupción y la haraganería proveniente de la riqueza no trabajada.
El sistema implantado por Betancourt, llegaría a su primera cúspide con Carlos Andrés Pérez, y la primera gran bonanza petrolera que tendría Venezuela. Basado en la indigestión de los ingresos petroleros, CAP, el hijo pródigo de Betancourt, decreta el V Plan de la Nación. Decenas de nuevas e innecesarias instituciones del Estado son creadas, aumentando así la burocracia y el gasto público. El derroche se multiplica y aparece en Venezuela una falsa ilusión de riqueza, la “Venezuela Saudí”. Sin embargo, las deudas adquiridas causan el colapso. El infame Viernes Negro de 1983.
La gran devaluación del Viernes Negro fue el primer síntoma de la decadencia del sistema. Aunque los precios del petróleo habían caído a principios de los 80, el flujo de petrodólares seguía siendo constante. La bonanza previa había creado un sistema empresarial parásito, que creció desmedidamente en los 80 debido al primer sistema cambiario de Venezuela (RECADI), desembocando en el clientelismo sin precedentes de la ya consolidada guanábana adeco-copeyana.
Llegaron los años 90, y con ellos la crisis. Las maquinarias electorales ya no eran suficientes para ocultar el desastre del sistema populista. En esos años, un militar marxista disfrazado de patriota aparece en la escena política: Hugo Chávez. No pasaría mucho tiempo para que se quitara la máscara. Chávez, multiplicó los vicios del bipartidismo y llevó al populismo a extremos nunca vistos. Se convirtió en el heredero directo del sistema de Betancourt y CAP. Esta vez, tiene un extra, el discurso socialista, creador de resentimiento gracias a la teoría de la Lucha de Clases, destruyendo el aparato productor del país y haciéndonos todavía más dependientes del petróleo.
Desafortunadamente, una segunda bonanza, más grande que la primera, permite que Chávez ponga en práctica programas ineficientes de “distribución de la riqueza” los cuales son meras compras de lealtad política a su figura, y lo que es todavía peor, exportó el sistema, regalando nuestros recursos a numerosos países.
Evidentemente, el sistema populista destruyó a Venezuela, llevando a sus ciudadanos a la pobreza material y espiritual, robando la dignidad de millones de venezolanos. Los representantes de la mal llamada oposición tampoco ofrecen un cambio real, ya que usan las mismas tácticas populistas, generando falsas expectativas, y prometiendo más de lo que pueden cumplir, mientras alimentan sus intereses personalistas y partidistas.
Ese derroche irresponsable de los ingresos, repartidos alegremente en programas improvisados que no están enmarcados en un gran proyecto de desarrollo nacional, sino que son realizados con base a la ganancia electoral, le ha costado al país años de estancamiento
Sin embargo, no todo está perdido. El declive del sistema populista y la clara sumisión y colaboración de la MUD al PSUV, ha abierto los ojos a muchos venezolanos.
No será fácil desmontar un sistema que tiene más de medio siglo. No obstante, una nueva casta de líderes políticos, inspirados en el Nacionalismo Venezolano como forma política contrapuesta al populismo, se está preparando para afrontar el gran reto de desmontar la manipulación inescrupulosa del sistema populista, y ofrecerle al país una Idea de Nación que rescate las capacidades de los venezolanos, y cree una nueva actitud colectiva basada en el trabajo y el mérito, base de todo desarrollo real y duradero.
¡Todo por Venezuela y su mejor destino!
Manuel Rangel
Venezuela quiere ORDEN