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¿REFORMA EDUCATIVA O MUERTE DE LA EDUCACION?

Por @NelsonRZ33

de @OrdenVenezuela

Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción” Simón Bolívar.

Muchos han sido los intentos en los que regímenes inspirados en el marxismo intentan someter bien sea por la represión y el terror; o bien por la ideologización.

En lo que a Venezuela se refiere, la situación no ha sido muy diferente, pues  al uso indiscriminado de la fuerza, el régimen ha hecho intentos para reformar la educación en nuestro país como medio efectivo y determinante de dominación.

En el 2014, año en que la nación fue abatida por el asesinato flagrante de nuestros estudiantes; el régimen aprovecha el momento de conmoción social no solo para llamar a dialogo y legitimarse luego de la barbarie, sino también para introducir la resolución 058 que consiste en “reformar” la educación en base a postulados marxistas. Dos años más tarde, de manera solapada mediante anuncios sutiles pretenden lograr su cometido.

Estos hechos no son aislados ni mucho menos espontáneos. Basta con recordar la promulgación de la Ley Orgánica de Educación en 2009, donde se faculta a Consejos Comunales como corresponsables de la educación, del mismo modo se relaja y banaliza la evaluación del estudiantado en todos los niveles, escudando la ineficiencia y mediocridad en los “principios” de evaluación democrática, participativa, continua, integral, cooperativa, sistemática, cuali-cuantitativa, diagnóstica, flexible, formativa y acumulativa, según lo contempla el artículo 44 de la Ley Orgánica de Educación vigente.

El calificativo “reforma” es una falacia, el verdadero objetivo es atentar contra la calidad educativa, sintetizándola, fusionándola y llevándola al máximo reduccionismo que opere desde el punto de vista cultural y educativo a mecanismos de alienación del individuo  con el fin de adaptarlo a los patrones de la lógica socialista.

El producto es un ser estereotipado, sin discernimiento, sin pensamiento crítico, totalmente alineado a las fundamentos ideológicos de quienes detentan el poder, en una palabra: menguado, que responda de manera complaciente o nula a un sistema político que necesita en demasía masificarlos en serie para el control hegemónico del pensamiento e imaginario colectivo, garantizando la  supremacía del régimen en el poder, sin obstáculos.

Esta aseveración está muy lejos de ser una infamia, pues así lo dejó ver el ministro de educación en el año 2014 en la campaña para erradicar la pobreza: “No es que vamos a sacar a la gente de la pobreza para llevarla a la clase media para que después aspiren a ser escuálidos”.

Es evidente la escalada estratégica y bien planeada del régimen para su dominación sin objeción ni critica alguna por parte de la población. Con una población ignorante, mansa y sumisa, no solo es garantía de más miseria material, también es garantía de pobreza mental y espiritual.

En este sentido la discusión no se tiene que medir en disyuntivas efímeras; si la educación debe o no deber ser pública o privada. El eje del debate nacional en torno a este delicado tema tiene que apoyarse en la calidad del sistema que integre a ambos público/privado, con altos niveles de exigencia y libres de todo indicio de adoctrinamiento cualquiera sea su naturaleza; y en este orden de ideas centrarse en el requerimiento de una educación que aflore las competencias técnicas, aptitudes y habilidades propias de cada estudiante, para que encuentre en su futuro desarrollo profesional la realización del ser, pero con el profundo compromiso y conciencia que debe entregar con vehemencia sus conocimientos al servicio del desarrollo de la nación para que otros también alcancen con plenitud la prosperidad y calidad de vida individual; y que en la suma de esos individuos realizados se materialice el desarrollo nacional.

Permitir que el régimen reforme la educación para ideologizar nuestra juventud es sentenciar a muerte el futuro de Venezuela y condenar a los venezolanos a la eterna pobreza y minusvalía mental.

La gran nación venezolana se levantará con una sólida educación orientada en las potenciales aptitudes de los estudiantes, sostenida por la exaltación de los principios del esfuerzo y el mérito como grandes virtudes que darán como resultado el impulso del talento e ingenio individual, que en la suma de esas particularidades se manifieste el desarrollo nacional. Todo por Venezuela y su mejor destino.

        VENEZUELA QUIERE ORDEN