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23 de enero.

Por @NelsonRZ33

de @OrdenVenezuela

La efectividad de un gobierno no se mide por la cantidad de promesas que haga, mucho menos en decir lo que algunos esperan escuchar. Por el contrario, se mide en razón a los logros tangibles que obedezcan al bienestar de la nación.

                Con esta premisa se puede argumentar que el período comprendido entre 1952-1958, mejor conocido como el Nuevo Ideal Nacional, cumplió con ese cometido. Sin necesidad de apelar a populismos, ni estar supeditado a imposiciones doctrinarias cumplió notoriamente con objetivos que materializarían el desarrollo de Venezuela en dicha época.

                Muchos fueron esos logros, entre los más destacados citaré:

  • Economía fuerte, con una naciente y pujante industria nacional. El valor de nuestra moneda, estuvo muy cerca de estar a la par del dólar. Mínima tasa de desempleo, 1,5% de inflación y crecimiento constante del Producto Interno Bruto.
  • Desarrollo de la ciencia. Se funda el Instituto Venezolano de Neurología e Investigaciones Científicas (IVNIC) y el Instituto Venezolano de Medicina Tropical en la Ciudad Universitaria de Caracas.
  • Franco desarrollo de la infraestructura y complejos habitacionales que sustituyeron viviendas improvisadas (ranchos).
  • La inseguridad no azotaba a los ciudadanos.

El objeto de esquematizar el período mencionado no responde a una añoranza por anclarse al pasado. Venezuela tiene que proyectarse al futuro, y para tal fin tiene que regresar a sus referentes históricos, estudiarlos, hacerlos suyos y no cometer los mismos errores.

Con los acontecimientos del 23 de Enero de 1958 se creía que una nueva era llegaría a Venezuela. Las expectativas eran sumamente altas, pues superar los resultados obtenidos por el Nuevo Ideal Nacional pondría a Venezuela sin duda alguna como una Potencia mundial.

                Lo curioso del período posterior al Nuevo Ideal Nacional, conocido como la democracia del Pacto de Punto Fijo, es que paulatinamente se incrementaron los gastos públicos sin justificación alguna, se alcanzó tales niveles de clientelismo que la corrupción poco a poco se fue institucionalizando, aumentaba los ingresos por concepto de la renta petrolera y con ella la pobreza y el endeudamiento.

                Pasaban los años y la partidocracia se turnaba el poder, haciendo del erario público su alcancía personal. De manera sutil y casi imperceptible los vicios y corrupciones se inoculaban como los valores sociales que nos “caracterizaría”, al punto de aceptarlos de manera jocosa como manifestación de nuestra idiosincrasia; todo bajo la burbuja y sensación de bienestar generada por la bonanza petrolera de la Venezuela Saudí.

                Economía en mengua, pobreza, corrupción, inseguridad y entrega de los intereses nacionales fueron los frutos obtenidos décadas después del derrocamiento del Nuevo Ideal Nacional. El logro más acabado que hay que “agradecerle” al Pacto de Punto Fijo fue el advenimiento del régimen chavista, que no es más que la radicalización de los vicios y perversiones bien maquillados y ocultados durante la era “democrática”, régimen que exalta el resentimiento y el enfrentamiento entre los venezolanos.

                Es irónico y una burla a la inteligencia del venezolano, que hoy la caduca dirigencia partidista celebre el  23 de Enero y pretenda hacer del régimen actual – engendrado por ellos mismos –  un símil con el Nuevo Ideal Nacional. Los resultados de las obras de gobierno dicen más que un millón de palabras.

                Esperar resultados diferentes con los mismos métodos que han demostrado fracaso es condenar el porvenir de Venezuela. Para que esto cambie es imperativa una nueva forma de ver, entender y vivir La Política en nuestro país, y solo será posible con nuevos actores que sean coherentes a sus convicciones, le sirvan a Venezuela y obedezcan al interés nacional.

VENEZUELA QUIERE ORDEN