La Organización de Naciones Unidas (ONU) fue creada al finalizar la Segunda Guerra Mundial para garantizar la paz, la seguridad internacional y evitar que sucediera otro conflicto de gran tamaño como el que le dio nacimiento. Con ello se eliminó la posibilidad de declarar la guerra, más todo Estado conservó el derecho a su defensa; así como también, fueron creados métodos de resolución de conflictos por medios pacíficos que buscaban sustituir la guerra como forma de arreglar una controversia. No obstante y reglamentado por el Derecho Internacional Humanitario, se establecieron las misiones de paz mediante las cuales se buscaba resolver conflictos donde se hubiesen comprobado crímenes de lesa humanidad y donde los métodos pacíficos de resolución ya hubiesen sido agotados; dichas misiones solo pueden ser aprobadas vía Consejo de Seguridad y son ejecutadas por una coalición internacional que realiza dicha intervención humanitaria, como también se le denomina.
Una vez hecho este recuento, podemos pasar a lo que nos interesa, ¿cómo una organización creada para garantizar la paz y los derechos humanos termina convirtiéndose precisamente en la tapadera de violaciones a estos? Y para ello usaremos el caso que más nos interesa: Venezuela.
Venezuela tiene ya 20 años bajo el denominado socialismo del siglo XXI, dentro del cual ha involucionado al punto de estar peor que en el siglo XIX; el panorama no es menos que desolador, cada día mueren miles de venezolanos a causa de enfermedades que se pensaban erradicadas ya desde siglo XX; por hambre; a manos del hampa; por protestar contra el gobierno usurpador; por suicidios producto de la desesperación; por falta de medicinas e insumos médicos; además de ya ser millones los que se encuentran lejos de su Nación tratando de asegurarse un mejor futuro y sin importar todo el sacrificio que esto implique.
Todo lo anterior señalado ha generado la aparición de una crisis humanitaria compleja que la tiranía lejos de querer resolver insiste en agravar negligentemente, eso sin mencionar que ha rechazado el apoyo internacional de otros Estados y tampoco asume su responsabilidad en la creación del actual estado de cosas.
Las protestas de 2014, fueron uno de los primeros intentos de salir de la “revolución bolivariana” que fracasó estrepitosamente a causa del abandono por parte de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) de los venezolanos que habían salido a arriesgar su vida y por falta de una visión clara de que era un medio y no el objetivo, salir a protestar día a día.
La Asamblea Nacional (AN) con mayoría de la MUD había prometido sacar del poder a Maduro desde 2016 y varios métodos legales fueron propuestos, los cuales como era de esperarse no pudieron ser llevados a cabo, por estar avalados en principio por una constitución hecha para ser manipulada, por un gobierno tiránico que tiene el control casi completo de la administración pública y los poderes del Estado, los cuales usa a discrecionalidad.
En 2017, nuevamente se encendieron las protestas en la calle con una escalada de violencia mayor a la de 2014 y también con resultados más nefastos; nuevamente su decaída tuvo que ver con la manipulación de la MUD ahora dividida en varios grupos, que ofreció una recolección de firmas el 16 de julio como la solución para salir del tirano, firmas que luego engavetó junto a las esperanzas de los venezolanos.
Llegamos a 2018 y la crisis se agravó, la gente desanimada se concentró en tratar de rendir lo más posible sus ingresos, no hubo mayor incidencia política por parte de los pertenecientes a la antigua MUD totalmente desacreditada y por tanto el gobierno se sentía cómodo.
2019 en cambio, llegó con una renovación de las esperanzas de los venezolanos, de la mano de un joven diputado poco conocido en la AN y que de la nada pasó a ser el centro de la palestra pública: Juan Guaidó. Su propuesta era declarar en usurpación al tirano y montar un gobierno de transición para posteriormente celebrar elecciones; y aunque al inicio titubeó en su juramentación como presidente encargado, terminó por asumir el reto y comenzó a solicitar ayuda humanitaria para tratar de alivianar la crisis humanitaria compleja antes mencionada. La respuesta de la tiranía no se hizo esperar, quemando los pocos insumos que habían sido recolectados, mostrando una vez más el poco respeto que tiene por los venezolanos, sus ansias de poder y lo que realmente son: unos comunistas despiadados y asesinos, a quienes no les importa resolver la crisis sino administrarla, para mantenerse en sus cargos lanzándole su propia culpa a otros para así justificarse.
Es bajo esta situación que llegamos al meollo de este artículo, y nos preguntáremos ¿por qué? Y pues sencillamente porque a raíz del fracaso de la entrada de la ayuda humanitaria, se perfiló como opción una Misión de Paz encabezada por EEUU, dada lo grave de la situación venezolana. La respuesta de la ONU y el mundo no se hizo esperar, imbuidos de un pacifismo hipócrita, tanto el grupo de Lima, como el Secretario de la ONU, Antonio Gutérres y algunos países de la UE, rechazaron la posibilidad de ella, indicando los primeros que se debía seguir el camino diplomático, el segundo que ya las intervenciones humanitarias son cosas del pasado y los terceros pidiendo diálogo y elecciones.
A fines de este artículo nos concentraremos en las declaraciones del Secretario General y de la actuación de la ONU como organización de paz, y es que resulta que quienes se dicen defensores de la paz y los derechos humanos, se hacen la vista gorda ante un gobierno que los viola flagrantemente ante la vista de todo el mundo, que mata a sus disidentes políticos o los encarcela por pensar distinto; que mata de hambre a su población; que la expone a situaciones inhumanas como más de 72 horas sin energía eléctrica y agua en todo el país; que además quema la poca ayuda que intenta entrar para paliar una crisis que ellos mismos crearon producto de su incompetencia y que utilizan para subyugar a los venezolanos.
Muestra de esto son estas declaraciones mencionadas donde se vale de las restricciones del Derecho contenido en la Carta de la ONU para rechazar una solución a un problema que ya ha pasado por todos los medios pacíficos de resolución y en vez de mejorar cada vez se agrava más trayendo nefastas consecuencias para los venezolanos.
Similar actitud adopta Michelle Bachelet que por complacencia a su ideología se le olvida su trabajo y no se ha abocado a de verdad trasmitir la realidad sobre lo que sucede en nuestro país y que pareciera que es lo que hace estar tan desubicado al Secretario General, sino es que son las mismas razones ideológicas la que lo animan a hacerse el desentendido.
Tenemos finalmente al Consejo de Seguridad encargado de la aprobación de las misiones de paz donde nos encontramos con dos países que tienen 0 respeto por los DDHH y que tienen capacidad de anular cualquier propuesta hecha, tal y como lo hicieron recientemente con la de EEUU de tratar el caso Venezuela, eso sin explicar que adicionalmente estos dos países tienen jugosos negocios con la actual tiranía a la cual han financiado numerosas veces hipotecando al país y dejándonos a su merced.
Entonces como vemos la ONU ha pasado de hacer su trabajo como garante de la paz y los DDHH a convertirse en la gran encubridora de gobiernos tiránicos que masacran a su población, pero que si tienen cuantiosos recursos pagan su silencio, mostrando su actual ineficacia como organización y debiendo responder eventualmente a lo planteado por Alex Bellamy en los enfoques sobre las intervenciones humanitarias
“…quienes encuentran respuestas simples en una lectura restrictiva de la prohibición legal de la fuerza deben también enfrentarse a las consecuencias morales de su decisión”
Guerras Justas: De Cicerón a Iraq (pág.308).
Sin lugar a dudas, la ONU, su Secretario General y su Comisionada de DDHH deberán responder eventualmente ante el mundo, sobre su venda ante un caso tan evidente de genocidio como el venezolano, recordando que este significa de acuerdo a la Convención para la Prevención y la Sanción del delito de Genocidio aprobada por esta misma Organización:
“el genocidio es un delito que puede cometerse tanto en tiempos de guerra como en tiempos de paz. El Artículo II de la Convención describe el genocidio como un delito perpetrado con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso”.
Siguiendo lo establecido por este concepto es claro que la tiranía busca sistemáticamente acabar con todos los venezolanos, sometiéndolos a condiciones inhumanas sin luz, agua y salubridad, control alimenticio, impunidad, entre otras; lo cual hace de cualquier persona, que alegue estar en contra de la solicitud de apoyo internacional para salir de esta tiranía pues podría conllevar a un “derramamiento de sangre”, a no ser más que un cómplice de este delito de lesa humanidad.
Finalmente, ha quedado con lo anterior demostrado, tal como señaló el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, que “…es un lugar de reunión de comunistas y gente que no tiene el menor compromiso con América del Sur”. Por lo cual, no podemos esperar que esta organización apoye a Venezuela a lograr su Libertad de este gobierno usurpador, ni tampoco continuar promoviendo sus salidas pacifistas ante una tiranía asesina que no va a detenerse hasta acabar con todos los venezolanos.
#VenezuelaQuiereORDEN #NoMasSocialismo