Por Andreína Tovar.
Muchos han manifestando las razones por las cuales algunos se van y otros se quedan; ambas opiniones son válidas, aunque nunca me he planteado la idea de irme, es debido a que este país me duele, me siento profundamente ligada a él, quiero ser parte de su destino glorioso y quiero estar entre los que volvamos a hacer de Venezuela un país de primera.
Irse de Venezuela es una decisión personal y respetable, sin embargo, no te hace mejor persona, no da derecho a criticar a los que nos quedamos aquí luchando por resolver este caos. No lo hacemos por un acto de masoquismo, como afirman aquellos que se han marchado por el contrario, elegimos continuar en Venezuela por convicción propia, porque creemos en la posibilidad de transformar la realidad en la que vivimos, de rescatar a nuestro país de las cenizas, de asegurarles a las próximas generaciones una nación floreciente, de la que no deseen desesperadamente huir, sino más bien que tengan una patria donde desarrollarse. Por lo tanto, aunque no condeno a aquellos que decidieron irse, si lo hago con los que una vez afuera, se dedican a hablar negativamente del país donde nacieron. Ello solo contribuye a restar fuerzas para la reconstrucción de la nación, colaborando involuntariamente con el desastroso gobierno que tanto critican.
Que me llamen idealista ¡No me importa! Ya que eso no cambia mi concepción de que un país se construye y se saca a adelante con el esfuerzo y apoyo de sus ciudadanos, los cuales son muchos más que los que actualmente se encuentran en el gobierno desangrándolo.
Venezuela necesita más ciudadanos y menos individuos, muchos dirán que pertenecen a los primeros porque participan en las “fiestas” electorales que realiza el fraudulento CNE, no obstante, debo aclarar que ser ciudadano, es formar parte de una ciudad, donde te interrelacionas con otros, esto implica, respeto a las reglas de juego previamente establecidas que garanticen mutua satisfacción. Tomando esta definición, son muchas las personas que quieren ser ciudadanos, sin embargo, es importante creer en la posibilidad de dar un giro a la forma actual de comportarse de nuestra sociedad; eso se logra no solo con una buena enseñanza en la escuela, sino también con la verdadera educación, la que obtenemos en casa, donde nos inculcan valores, que nos forman realmente como ciudadanos.
¿Nos vamos o nos quedamos? Yo me quedo y que se vayan aquellos que tienen en decadencia mi país y si no lo hacen por su cuenta, asegurémonos de botarlos; y a los venezolanos que deciden irse, si les duele el país, apoyen desde afuera el Ideal del Bien Nacional, para poder transformar esta realidad. Si por el contrario no les importa y optan por darle la espalda a lo que está sucediendo, disfruten de su nueva vida y ahórrense sus comentarios, ya que es más útil el que no estorba.
Venezuela quiere ORDEN.