Por Aaron Aguire @aaronaguirref de @OrdenVenezuela.
Los antiguos filósofos griegos, en diversos diálogos, discutían sobre el concepto de la virtud. Cuestionaban si los ancianos eran más virtuosos por su experiencia de vida o si los opulentos eran más virtuosos por sus riquezas, entre otras posturas. A pesar de estas premisas, concluyeron que la virtud era la búsqueda y realización de la felicidad. Pero entonces ¿Qué era la felicidad? A ello corroboraron que la felicidad no era más que desarrollar las acciones, labores o trabajos que a uno le ocasionan mayor satisfacción en pro de la familia y en consecuencia de la sociedad. Con esto inferimos que era virtuoso quien disfrutaba mediante su contribución con el desarrollo de la Polis.
En la actualidad el concepto de virtud se ha desviado del paradigma de los antiguos griegos debido a la sobrevalorada insistencia de la “igualdad”. Aquella que pregona que los seres humanos podemos llegar a ser iguales en casi cualquier ámbito y que menoscaba la creatividad personal. Sin embargo, yo difiero de tal afirmación y rescato el origen del concepto de la virtud.
Pero para ello hay que discernir sobre la igualdad. El nacionalismo responde categóricamente que la igualdad no es provechosa y mucho menos posible. Esto es así por la misma naturaleza humana, es decir, somos seres diferentes en capacidades, aptitudes, necesidades, intereses, pasiones, entre otros elementos. Diferencias que no deben ser tomadas de manera perniciosa sino todo lo contrario, ya que es el mejor baluarte que nos ofrece la naturaleza humana, y en el cual cada individuo se realiza. Ser diferentes nos hace humanos.
Con esta concepción nacionalista de la virtud aceptamos la diferencia entre los seres humanos, admitimos que hay personas mejores o peores que nosotros en determinadas tareas o capacidades y que debemos dedicarnos a la que tengamos mayor facilidad, desempeño y disfrute.
No es virtuoso el más anciano o el más opulento. Es virtuoso quien asiste con su capacidad a la sociedad y a la nación. Por ello, virtuoso puede ser el médico, el ingeniero, el licenciado, el campesino, el carpintero o todo trabajador que dedique su esfuerzo mejorando la técnica de su labor y ofreciéndola al país.
La virtud Nacionalista es entonces el hacer en lo que un ciudadano tenga mayor y mejor capacidad en beneficio de la Nación (Polis). Es libre quien logra ser virtuoso. Es libre quien consagra dichosamente su empeño al bienestar nacional.
Venezuela quiere ORDEN.