Para nadie es un secreto que al final del ciclo de la vida está la muerte y ésta llega de manera clandestina, pero en Venezuela desde la llegada de este nefasto socialismo la causa de mortalidad se le atribuye principalmente a homicidios violentos con armas de fuegos, falta de medicamentos y tratamientos, hambruna y suicidios. Y este último se está apoderando de las pequeñas y sensibles mentes de nuestros niños, niñas y adolescentes.
Factores como la falta de comida en casa, exigencias no acordes a su edad, bullying, presión psicológica y emocional, abuso sexual, depresión, entre otras, son causantes del suicidio infantil. Alrededor de 88 infantes se quitaron la vida en el 2019 con edades comprendidas entre 7 y 17 años, este incremento se le atribuye a la emergencia humanitaria, y a la crisis política, y económica en la cual está sumergida Venezuela.
Las muertes de nuestros niños no son evidentes a la vista de una tiranía ciega e indolente, que no le importa ni se encarga de estos casos que pasan a ser son problemas de salud pública por su frecuencia.
Desgraciadamente este es un acto que se está repitiendo a gran escala en nuestra nación, no hemos finalizado el mes y ya 2 niños menores de 13 años han tomado la terrible decisión de terminar con su vida a causa de la poca entrada de alimentos en su hogar y esto sin duda es un hecho funesto.
No existen garantían palpables para el ciudadano y por ende nuestros hijos se ven vulnerables ante los acontecimientos diarios en los cuales estamos sumergidos ya que nos encontramos totalmente desprotegidos gubernamentalmente.
Mientras no exista un Estado serio, responsable que sea de hechos y no de palabras, que se ocupe y no se preocupe, lastimosamente seguiremos llorando a nuestros niños y jóvenes con sueños rotos, abandonados por sus padres que se vieron obligados a emigrar, dejando en estado sine qua non la empatía por parte de políticos infames.
Venezuela quiere ORDEN.